viernes, 12 de junio de 2015

EL CAMPING

Por fin llegaba el fin de semana tan esperado para todas. Después de meses planeándolo, Maika, Ana y Susi, iniciaban viaje lejos del mundanal ruido diario, de sus parejas, de los problemas.
Ya en el instituto, habían salido de casa, con la clase o escapadas las tres parejas, peor no era lo mismo que sentir la libertad de ir a su bola sin tener que dar explicaciones a nadie.

Cargaron maletas, pusieron buena música y en marcha. Transcurrió el viaje entre confesiones de los problemas con sus chicos y los cotilleos de universidad.
La universidad, su gente, sus fiestas, daban tema para rato. Aunque ellas procuraban mantenerse al margen, les divertía comentar sobre todos los rumores que circulaban.
La fauna universitaria era para dar de comer aparte.

A medio camino pararon a repostar y a comprar algo para comer. Se quedaron eclipsadas de un deportivo que las había estado siguiendo desde hace un rato y que había aparcado cerca de su coche, pero no le dieron mayor importancia. Era una carretera de paso obligado hacia zona turística, así que siguieron su camino.

Después de un par de horas, su destino se situó en el horizonte de sus ojos. Habían alquilado un bungalow en un camping muy cercano a la playa, lleno de comodidades pero suficientemente alejado de la urbe.
Cuando hubieron descargado todo el equipaje y haberlo medio acomodado, se dieron una ducha y salieron a dar un paseo.
Por el camino encontraron un cartel que esa noche se celebraba una fiesta en el bar del camping y no les pareció mala idea acudir. Así podría conocer gente y divertirse, todo al mismo tiempo.
Volvieron al bungalow, cenaron y se arreglaron para la fiesta.

Cuando llegaron al chiringuito, la música sonaba a tope y el alcohol era el motor general de la diversión de la gente. Se acercaron al barra y pidieron una ronda chupitos para comenzar la fiesta. Y a esta le siguió otra, y otra... No pararon de bailar y coquetear con todos los tíos guapos que se ponían en su campo de visión. Se besaban entre ellas y se rozaban para provocarlos y dejarlos con la miel en la boca.
Cuando creyeron que ya habían calentado a todo el personal masculino que les rodeaba, tomaron sus ultimas copas y se fueron.

Abrieron la puerta del bungalow a duras penas, pues la borrachera estaba en su momento cumbre. No paraban de reírse con complicidad recordando las caras de los chicos a los que se la habían puesto dura y dejado con las ganas.

De repente, Maika grito. Y luego Susi . Y después Ana.
Las amordazaron y las ataron a una columna de madera que presidia el centro de la habitación. Las tres se daban las espalda y no paraban de intentar gritar, pero con las mordazas que les habían puesto, los gritos quedaban ahogados en sus gargantas.

-¡Vaya con las tres zorritas! La que han liado en un momento. Nos vamos a divertir un rato como lo han hecho ellas.

Ellas no paraban de gritar, asustadas ante la situación en la que estaban. ¿Quienes eran ellos? ¿Que querían de ellas?
Ellos se acercaron y empezaron a meterles mano como verdaderos animales. Ellas intentaban desprenderse pero las tenían bien atadas.
Como solo les tenían atadas las muñecas y los tobillos las hicieron girar dejando sus culos expuestos a los deseos de esos insaciables secuestradores.
Uno a uno se las fueron follando, mientras ellas no dejaban de gritar u gritar, intentando pedir ayuda en vano.
Se iban alternando cambiándose de chica, sobando sus tetas y sus coños, a la vez que las embestían.
Al verse las caras, se miraban entre ellas, moviéndose entre el miedo, la incredulidad y el placer que la situación les estaban provocando.
Llegó un momento en que ya no chillaban. Los gritos se cambiaron por gemidos, propios de hembras en celo deseosas de ser poseídas por sus machos.

Las desataron y les hicieron tirarse en el suelo de la habitación, ordenándoles que se masturbasen entre ellas.
Asustadas, pues las tres se consideraban heterosexuales y no habían tenido sexo con una mujer, formaron un tren circular, comiéndose el coño unas a otras, con un pudor al principio que poco les duró.
Al minuto , Ana, Maika y Susi , gemían del placer que entre ellas mismas se daban.
Escépticas pero a la vez con un morbo que nunca habían vivido, escuchaban como los secuestradores se masturbaban a si mismos, motivados por las vistas de verlas a ellas haciendo lo mismo.
Les hicieron parar y ponerse de rodillas,dándose la espalda. Ellos se acercaron y las obligaron a chupársela hasta que se corrieron en sus caras. Ellas se esmeraron con lascivia y deseo, pues el miedo ya lo habían abandonado y solo disfrutaban .

-¡ Las tres! ¡Bocabajo en el suelo!¡No levantéis la cabeza ni habléis! Solo sois putas y zorras para nosotros. Sois nuestras.

Los otros dos chicos soltaron unas risas, llenas de poder y satisfacción. Casi maquiavélicas.

Maika, sin levantar la cabeza, abrió los ojos sorprendida. Conocía esa voz. Cada minuto de esas dos intempestivas horas paso por su cabeza, recordando las manos, los susurros, los movimientos mientras se la follaban. Uno de ellos le era familiar.
Intentó mover su cabeza hacia Susi y Ana, para ver si ellas habían sentido lo mismo. Susi y Ana la miraron estupefactas.
Sonrieron las tres.


                                    
                                                                  nyx de Lady Foc






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