sábado, 21 de noviembre de 2015

Pertenecer e independencia

Desde pequeña me han enseñado que si quiero algo debo luchar por ello. Si lo quiero de verdad, claro. No un capricho pasajero.
A lo largo del camino para lograr nuestros objetivos, sueños o como queramos llamarlos, se presentan mil obstáculos, y cuando ya llevas varios de estos, aparecen las ganas de abandonar.  Entonces ahí paramos, nos planteamos mil veces desistir y otras mil seguir adelante peleando. Casi siempre gana el deseo por nuestros objetivo. 
Hasta aquí todo normal. 
Si trasladamos esta filosofía poniendo como objetivo el pertenecer, obedecer, servir y postrarse a los pies de un Am@, no es que el deseo sea importante. Es que es primordial. 
Una de las cosas que más necesitan l@s dominantes es que se muestre interés, prioridad, ganas de aprender y lealtad. Todo esto,tanto en el periodo de conocimiento como en el posterior desarrollo de la relación si al final cuaja.
Desgraciadamente se tiende a relajarse por la parte sub en el momento que crees que ya conseguiste el objetivo. 
Craso error. Nunca jamás se debe bajar la guardia. NUNCA. 
El servicio y la entrega a un/a Dom no tiene pausa. Cuando alguien atrapa literalmente tu alma y tu mente, se aloja en esta última de una forma tan intensa y tan brutal, que, por lo menos para mí, soy incapaz de no centralizarlo como prioritario en mi vida. 
Y menos aún en el periodo previo de conocimiento, donde debes ganarte y aprovechar cada segundo del tiempo que te dedica.
Y priorizar, entre otras cosas, conlleva dejar de tener el pleno control sobre ti y tu vida para que, con la confianza que se genera día a día de manera recíproca, cedérsela a la parte dominante. 
Dejemos de hacer tanto hincapié en la independencia que debe tener un sumis@. Lo queramos o no admitir, somos totalmente dependientes de nuestros Am@s.  

Yo pertenezco; ¿y tú?

                              nyx de Lady Foc

1 comentario:

  1. Cuanta razón tienes, amiga. incluso en periodos en los que la relación, por el motivo que sea, cesa o se suspende temporalmente nunca eres independiente, nunca dejas de pertenecer a la persona dominante. Esa pertenencia, esa dependencia permanece en el alma -es decir en la mente- del sumiso o sumisa hasta más allá de lo previsible.

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