Por su piel deslizó la
suave tela de raso que la había cobijado todas la noche. Sintió
alrededor de sus tobillos como esa textura fría empezaba a
rodearlos.
Los dedos de ella, al
tacto con su piel, provocaban que mariposas volasen en su estómago,
despertando el deseo de recién levantada.
Después de sus
tobillos paso a sus muñecas. Las cogió y las puso por encima de su
cabeza. Se valió de una cinta, también de raso, para atarlas.
Y así Ella,
desapareció durante un rato que se le hizo interminable.
Estar en esa postura le
resultaba incómodo pero a la vez, nacían de su cuerpo síntomas de
placer; se sentía a Su merced y no podía hacer nada para cambiarlo.
Tampoco quería.
Durante aproximadamente
veinte minutos(según su reloj mental), por su imaginación pasaban
miles de sensaciones, de pensamientos acerca de lo que Ella tendría
en mente.
Era excitante y a la
vez desesperante. Se quedó dormida.
Le despertó su vista
negra. Le había colocado un antifaz y desconocía lo que iba a
pasar.
De repente sintió que
algo caliente empezaba a rozar su piel gota a gota. Comenzó en su
vientre y subió por su torso y sus pechos.
Cada gota le producía
un calor que pensaba no iba a ser capaz de soportar. Pero a los
segundos desaparecía esa sensación, transformándose en un inmenso
placer.
De los pechos bajó
otra vez hasta su vientre y hasta su sexo. Ahí el calor era mas
intenso, mucho más.
Pero el placer también
era mucho mas impactante, más tranquilizador, más excitante.
Noto como su coño
empezaba a humedecerse.
Ella, a la vez que le
iba derramando la cera, metió sus dedos y empezó a
masturbarla. Cada vez el placer era mas intenso y a través de su
oscuridad, sentía el aliento de Ella y como iba excitándose a la
vez.
No hacían falta
palabras ni miradas, para que ambas pudieran sentirse la una a la
otra. Sin tocarse, sin mirarse, sin susurrarse.
El silencio era testigo
de ese uso indiscriminado de placer y amor, de entrega y poder, de
pasión y sumisión.
-¡Plass!
Un manotazo hizo que
sus pecho temblara como un flan; como si estuviera pidiendo mas.
-¡Plass!
Otro manotazo sacudió
su otro pecho.
Seguidamente, ella
colocó unas pinzas en sus pezones. Al principio, siempre este
sencillo artilugio le dolía. Sus pechos era muy sensibles al dolor y
le costaba controlarse. Pero al igual que con la cera, era cuestión
de segundos transformarlo en placer.
-¡Vaya despertar!-pasó
por su mente.Pero mantuvo la boca cerrada.
Durante un buen rato,
Ella jugó con las pinzas y con la cadena que las unía. Estiraba
hasta intentarle hacer que suplicase que parase, pero era orgullosa y
una perfeccionista innata. Y resistía cada tirón como si en ello le
fuera la vida. El dolor era parte de la demostración de amor y
entrega que sentía hacia ella y esta vez no iba a ser menos.
Al cabo de una media
hora, Ella la liberó de esos mordiscos infernales de placer,de las
sábanas que anudaban sus tobillos, de la cinta que sujetaba sus
muñecas y del antifaz que le había impedido observarla durante la
sesión inesperada.
-¡Levántante y vamos
al baño!-dijo Ella.
Una vez allí, la metió
en la bañera y la empapó de agua templada.
Con un cuidado extremo,
empezó a arrastrarle las gotas de cera con una suave esponja.
Cuando ya hubo quitado
toda, la bañó como una madre lo hace a su hijo; con mimo, con
cariño y dedicación.
Después Ella se
sumergió y se colocó tras ella,rodeándola con sus brazos.
Y allí permanecieron
horas...sintiéndose.....amándose en silencio.
nyx de Lady Foc