-¿Sí dígame?
-Ya estoy aquí. Me
equivoqué de salida y estoy en la estación.
-OK. Ya salgo. Tardo
veinte minutos.
-Vale. Aquí te espero.
Se vistió y salió
corriendo de casa. Llevaba meses esperando esa visita. Meses y noches
de confesiones, de risas, de vivencias, de llorar el dolor. Y un día
, llegó el rayo de luz que volvió a iluminar su vida.
Entró al metro y se
sentó. Algo dentro de ella tenía prisa por salir libremente de su
interior y volar. Sintió como la humedad yacía poco a poco entre
sus piernas; como su sexo comenzaba a cosquillear y querer jugar. No
sabía si eran los nervios, la excitación, la ansiedad por ese
encuentro tan esperado.
Hacia tiempo que había
dejado de ser de ella misma y su vida y su alma ya no le pertenecía.
Poco a poco había hecho que todo pasara de unas manos a otras. Ya no
controlaba apenas nada de lo que, hasta hace unos meses, era libre de
decidir o hacer.
La verdad que era una
libertad deseada la que sentía. Una confianza inestimable e
inmedible había surgido entre las dos y nada podía parar la
evolución natural de los sentimientos.
Ahí sentada, rodeada de
cantidad de gente, se preguntaba si alguna de esas personas de verdad
tenían a alguien que las hiciera sentirse tan completas como Ella lo
hacía con ella.
El vagón llegó a su
destino y salió de él. El corazón le iba a mil por hora y las
piernas le temblaban como la gelatina.
Sabía como era, pero
la incertidumbre de si la conexión a través de las palabras se haría
palpable cara a cara la tenia desconcertada. Necesitaba mirarle a
los ojos, ver a través de ellos, sentir esas manos que tanto deseaba
que dejasen marcas en su piel, disfrutar de esos abrazos
reconfortantes que habían volado kilómetros y por fin podían
unirse...
-Ya estoy saliendo del
metro.¿Dónde está?
-En una bar llamado
“Via 22”. Estoy sentada en la terraza.-
-OK. Ya voy para allí.
Con los nervios cada
vez mas a flor de piel, caminó hacia donde la esperaba respirando
hondo para intentar calmarse.
Y allí la vió. Sentada
con su Coca cola Zero. Destilaba elegancia aun vestida en vaqueros y
camiseta. Un pequeño foulard rosa rodeaba su apetitoso cuello,
abrazándola con cariño.
Se acercó a Ella y le
dió dos besos. Por muchos que las uniera, hasta ese momento solo
eran amigas y así debía actuar, aunque por dentro sus sentimientos
fueran otros.
Iba a ser un encuentro
corto pero no por ello iba a dejar de ser intenso. Desde el mismo
momento que la llamó todo subía de intensidad y las emociones se
aceleraban.
Sus miradas se lo
decían todo aunque evadieran encontrarse en determinados momentos.
Pero aún así se sentía cómoda y la necesidad de Ella era cada vez
mas imperiosa.
Observaba como Sus
labios se movían al hablarle y como Sus manos bailaban al son de sus
palabras.
Se fijaba en esas
piernas ocultas tras un vaquero que no la hacía sino más
irresistible. La volvieron loca desde el primer día. Deseaba
sentirse rodeada e inmovilizada por ellas.
Sintió como su sexo
cada vez estaba más húmedo y deseoso de acción.
Embobada en su
imaginación perdió atención sobre la conversación. Era inaudito
como Su sola presencia era capaz de hacerla estremecer de esas
manera; de hacer que la lujuria naciera de ella de la forma que la
hacía, salvaje y animal; que emanara de ella la necesidad de sentir
el poder de esas manos finas y delicadas, pero fuertes y firmes.
Mientras escuchaba de
fondo todo lo que Ella contaba, deseaba que no llegara el momento de
despedirse, pero era algo inevitable.
-Bueno tengo que
emprender viaje de nuevo pequeña. En unos día nos vemos de nuevo.
Me esperan muchos kilómetros más estos días.
-Ojalá pasen pronto
estos días. Tengo ganas de estar un par de días juntas.
Se levantaron de la
terraza y se dirigieron hacia el coche de Ella. Metieron el maletero
un par cosas y se dieron dos besos.
Una sentimiento
desconocido hacía que quisiera besar esos labios pero la vergüenza
y la inexperiencia se apoderaron de ella.
Sin esperárselo, Ella
la empotró contra el coche y la besó.
Entonces todo su
cuerpo se dejó llevar por el deseo que Ella le provocaba. Su sexo
chorreó todo el placer acumulado desde hacía tiempo y sus pechos
buscaban el roce con los de Ella.
Apenas fueron un par de
minutos pero los suficientes para terminar de confirmar que era Suya.
nyx de Lady Foc
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