Por fin llegaba el fin de semana tan
esperado para todas. Después de meses planeándolo, Maika, Ana y Susi,
iniciaban viaje lejos del mundanal ruido diario, de sus parejas, de
los problemas.
Ya en el instituto, habían salido de
casa, con la clase o escapadas las tres parejas, peor no era lo mismo
que sentir la libertad de ir a su bola sin tener que dar
explicaciones a nadie.
Cargaron maletas, pusieron buena música
y en marcha. Transcurrió el viaje entre confesiones de los problemas
con sus chicos y los cotilleos de universidad.
La universidad, su gente, sus fiestas,
daban tema para rato. Aunque ellas procuraban mantenerse al margen,
les divertía comentar sobre todos los rumores que circulaban.
La fauna universitaria era para dar de
comer aparte.
A medio camino pararon a repostar y a
comprar algo para comer. Se quedaron eclipsadas de un deportivo que
las había estado siguiendo desde hace un rato y que había aparcado
cerca de su coche, pero no le dieron mayor importancia. Era una
carretera de paso obligado hacia zona turística, así que siguieron su
camino.
Después de un par de horas, su destino
se situó en el horizonte de sus ojos. Habían alquilado un bungalow en
un camping muy cercano a la playa, lleno de comodidades pero
suficientemente alejado de la urbe.
Cuando hubieron descargado todo el
equipaje y haberlo medio acomodado, se dieron una ducha y salieron a
dar un paseo.
Por el camino encontraron un cartel que
esa noche se celebraba una fiesta en el bar del camping y no les
pareció mala idea acudir. Así podría conocer gente y divertirse, todo
al mismo tiempo.
Volvieron al bungalow, cenaron y se
arreglaron para la fiesta.
Cuando llegaron al chiringuito, la
música sonaba a tope y el alcohol era el motor general de la
diversión de la gente. Se acercaron al barra y pidieron una ronda
chupitos para comenzar la fiesta. Y a esta le siguió otra, y otra...
No pararon de bailar y coquetear con todos los tíos guapos que se
ponían en su campo de visión. Se besaban entre ellas y se rozaban
para provocarlos y dejarlos con la miel en la boca.
Cuando creyeron que ya habían calentado
a todo el personal masculino que les rodeaba, tomaron sus ultimas
copas y se fueron.
Abrieron la puerta del bungalow a duras
penas, pues la borrachera estaba en su momento cumbre. No paraban de
reírse con complicidad recordando las caras de los chicos a los que
se la habían puesto dura y dejado con las ganas.
De repente, Maika grito. Y luego Susi
. Y después Ana.
Las amordazaron y las ataron a una
columna de madera que presidia el centro de la habitación. Las tres
se daban las espalda y no paraban de intentar gritar, pero con las
mordazas que les habían puesto, los gritos quedaban ahogados en sus
gargantas.
-¡Vaya con las tres zorritas! La que
han liado en un momento. Nos vamos a divertir un rato como lo han
hecho ellas.
Ellas no paraban de gritar, asustadas
ante la situación en la que estaban. ¿Quienes eran ellos? ¿Que
querían de ellas?
Ellos se acercaron y empezaron a
meterles mano como verdaderos animales. Ellas intentaban desprenderse
pero las tenían bien atadas.
Como solo les tenían atadas las muñecas
y los tobillos las hicieron girar dejando sus culos expuestos a los
deseos de esos insaciables secuestradores.
Uno a uno se las fueron follando,
mientras ellas no dejaban de gritar u gritar, intentando pedir ayuda
en vano.
Se iban alternando cambiándose de
chica, sobando sus tetas y sus coños, a la vez que las embestían.
Al verse las caras, se miraban entre
ellas, moviéndose entre el miedo, la incredulidad y el placer que la
situación les estaban provocando.
Llegó un momento en que ya no
chillaban. Los gritos se cambiaron por gemidos, propios de hembras en
celo deseosas de ser poseídas por sus machos.
Las desataron y les hicieron tirarse en
el suelo de la habitación, ordenándoles que se masturbasen entre
ellas.
Asustadas, pues las tres se
consideraban heterosexuales y no habían tenido sexo con una mujer,
formaron un tren circular, comiéndose el coño unas a otras, con un
pudor al principio que poco les duró.
Al minuto , Ana, Maika y Susi , gemían
del placer que entre ellas mismas se daban.
Escépticas pero a la vez con un morbo
que nunca habían vivido, escuchaban como los secuestradores se
masturbaban a si mismos, motivados por las vistas de verlas a ellas
haciendo lo mismo.
Les hicieron parar y ponerse de
rodillas,dándose la espalda. Ellos se acercaron y las obligaron a
chupársela hasta que se corrieron en sus caras. Ellas se esmeraron
con lascivia y deseo, pues el miedo ya lo habían abandonado y solo
disfrutaban .
-¡ Las tres! ¡Bocabajo en el
suelo!¡No levantéis la cabeza ni habléis! Solo sois putas y zorras
para nosotros. Sois nuestras.
Los otros dos chicos soltaron unas
risas, llenas de poder y satisfacción. Casi maquiavélicas.
Maika, sin levantar la cabeza, abrió
los ojos sorprendida. Conocía esa voz. Cada minuto de esas dos
intempestivas horas paso por su cabeza, recordando las manos, los
susurros, los movimientos mientras se la follaban. Uno de ellos le
era familiar.
Intentó mover su cabeza hacia Susi y
Ana, para ver si ellas habían sentido lo mismo. Susi y Ana la miraron
estupefactas.
Sonrieron las tres.
nyx de Lady Foc
No hay comentarios:
Publicar un comentario