Habían quedado a las cinco en un
céntrico café de la ciudad. Llevaban meses y meses hablando; noche
eternas desmigando sus vidas, sus vivencias, sus sueños, sus mas
pervertidos deseos.
En una de esas noches, animados por la
confianza que se había generado por haberse abierto mutuamente sus
almas, decidieron dar el paso de ponerse cara y comprobar si la
química que se palpaba en el chat, en la realidad era igual.
Habían decidido que se reconocerian, no
solo por el físico, pues se habían mandado miles de fotos, sino
porque ella llevaría un lazo rojo en el cuello y el en la muñeca.
Llego a la terraza del café y se sentó
en una mesa en la que daba el sol suavemente. Pidió una coca cola con
mucho hielo y se destino a esperar.
Las manos le sudaban.Estaba nerviosa
pero debía tranquilizarse. Al fin y al cabo se conocían como si fuera
de toda la vida.
De pronto, sus ojos dejaron de ver.
Unas manos poderosas y de piel suave le cegaron.
-Te encontré. La verdad pensé que te
rajarías, pero luego recordé tu orgullo y esto significaba un reto
para el.-se rió a carcajadas
-Pues creíste mal!-le miro con ojos
desafiantes llenos de fuerza e ira.
Se sentó al lado de ella y la miró.
No podia apartar la mirada de esa tez pálida como la nieve, esos
ojos verdes, ese pelo negro como el azabacha...era realmente perfecta
a la vez que sencilla y dulce.
Una sonrisa del tamaño del universo
terminaba por adornar ese bello rostro.
Sus manos temblaban. Puso las suyas
encima para transmitirle la tranquilidad necesaria y que se relajase.
Deseaba que ese encuentro fuera inolvidable, tanto para si mismo como
para ella. Había costado muchas palabras llegar a ese punto, y no iba
a dejar que se quedaran en agua de borrajas.
Poco a poco, ella fue soltando lastre y
dejandose llevar por la conversación. Mil temas salieron a relucir y
recordaron millones de anécdotas surgidas en todas esas noches en que
la luna era su única compañera.
Sus miradas se cruzaron. Para ella, el
mundo desapareció en ese justo momento. Sus ojos bajaban a su boca,
observando libidinosos como de esos labios salia esa voz que la
estaba hipnotizando.
El escondió su mano bajo la mesa,
acariciando sutilmente con sus yemas sus muslos, erizando su piel y
pervirtiendo su pensamiento.
El instinto le sugirió por un
milisegundo alejar sus piernas de esas locuaces manos, pero el alma
le decía otra cosa, y su sexo también.
Se dejo acariciar, manosear bajo ese
mantel que ocultaba a la vez su vergüenza y secaba el sudor de sus
manos. Poco a poco, los dedos fueron acercándose a la parte interior
de sus muslos, provocando un excitante humedad. Sus pezones
comenzaron a endurecerse y la camiseta le traicionó. Se ruborizó y
el esbozó una pícara sonrisa. Ella también sonrió.
Sin apenas darse cuenta, un húmedo beso
paseó por sus labios. Su lengua le buscaba. Si no hubieran estado en
plena calle, se habría lanzado sobre el cual loba salvaje pero el
pudor hizo que su cara esquivase mas besos.
-Nos vamos.
-¿A dónde?
-Vámonos.
Se levanto de la silla sin hacer mas
preguntas y el le cogió de la mano arrastrándola para que siguiera
el ritmo de sus pasos.
Estaba desconcertada. Desconocía que
había pasado, a donde iban, que iba a pasar... pero sin saber porque,
su mente le decía que se dejara llevar.
Caminaron unos diez minutos por las
calles de la parte vieja de la ciudad. Había gente que se le quedaba
mirando, pues daba la impresión de que estaba siendo forzada a hacer
algo que no quería...nada mas lejos de la realidad.
Deseaba con todas sus fuerzas llegar a
donde fuere y que la pasión y la perversión la guiasen.
El giró en un callejón estrecho y la
lanzó contra la pared. Se puso frente a ella y le subió los brazos
por encima de su cabeza sujetando sus muñecas con una mano.
Con la otra le arranco la camiseta y el
sujetador y comenzo a sobarle los pechos y todo el cuerpo. Cuando su
mano encontró su sexo, gimió. Le tiró del pelo a la vez que le
mordía los labios y rozó su enorme falo contra su coño. La
violencia de el en cada gesto, en cada caricia, hacia que cada vez
estuviera mas excitada. Libero sus muñecas con una maniobra y fue
directa a desabrochar su pantalón. Su polla erecta se alegró de
tanta libertad y comenzo a acariciarle. El respondió con mordiscos en
el cuello y en los pezones. Le subió la falda vaquera hasta la
cintura y arranco su tanga de un solo gesto.
Piel con piel, sus sexos encontraron el
punto justo de conexión. El la puso a horcajadas, embistiendola con
salvajes mete y saca , mientras su coño le recibía con total
devoción y lujuria.apoyo sus manos en los hombros de el, para poder
controlar los cabezazos que se llevaba contra la pared en cada
embestida.
Su polla latía dentro de ella, a
velocidad abismal y ella aprovechaba para , con pequeñas
contracciones, sentir mas fuertemente cada entrada y salida.
Se miraron, con los ojos vidriosos
poseídos por el deseo carnal y animal....y sus gemidos se
convirtieron en jadeos y gritos de placer. El le tapo la boca,
impidiéndola emitir algún sonido mas mientras llenaba sus entrañas
de toda su esencia y poder.
nyx de Lady Foc
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