Entraron en la mazmorra. Primero las Señoras y ella detrás. La dueña les enseño las diferentes estancias de las que se componía e hizo breves explicaciones de algunos artilugios y mobiliario. Realmente era espectacular. Se la había imaginado más pequeña y agobiante, pero nada que ver con la realidad.
Cada habitáculo tenía una magia especial. Su magia. Emanaba historia, vivencias, experiencias.
Fue bajar las escaleras y ya respiraba toda la dominación y sumisión qué en esas paredes se habían quedado impresas de por vida.
Conforme iban de sala en sala, le iba explicando cuál era su tarea y como deseaba que se llevará a cabo. Atenta le escuchaba para no olvidar absolutamente nada.
Subieron a la planta de arriba y le indicó donde estaban los utensilios. Cogió el paño con el que limpiaría el cuero y demás parafernalia y el cubo y la fregona con la que daría brillo a los suelos.
- Ya puedes empezar. Cuando hayas terminado apagas las luces como te he explicado y subes.
Bajo de nuevo las escaleras hacia la mazmorra. La Señora había hecho especial hincapié en que el paño para el cuero debía estar bien escurrido y la fregona igual.
Empezó por la sala de enfrente de la escalera. Había una jaula, un potro, un columpio,unas espalderas de la que colgaban múltiples útiles de spank, una especie de banco parecido al de abdominales para azotar, un cepo....
Estaba maravillada y al mismo tiempo abrumada, imaginándo que la usaban en esos aposentos. Desbordada antes tales pensamientos,mientras, limpiaba con esmero y cariño cada pieza. Brillaba y secaba el cuero de cada pieza de mobiliario llena de historia.
Fregó el suelo procurando que no quedara empantanado para que secase rápido, y se fue a la sala del fondo.
Allí había un pequeño rincón dedicado al medical. Con un sillón como los de los ginecólogos y utensilios varios como agujas, guantes y sondas en las estanterías. Al igual que en la otra sala,en uno de los rincones también colgaban tanto de las paredes como de pequeños bastidores de madera, más y múltiples útiles de azotar. Cinturones, flogger, látigos, palas de diferentes tamaños. Presidía la sala una especie de cama/sofa cuadrado gigante de cuero, con una cubierta que era una jaula al mismo tiempo. Esta se podía mover gracias a unas ruedas y encajaba perfectamente sobre la cama/sofa. Era realmente curioso,cómo al tocar cualquier pieza de esa mazmorra, su mente se trasladaba a otro mundo de placer, dolor y sueños.
Movió la jaula de ruedas para sacar brillo a la cama/sofa, procurando que la decoración y todo lo que allí había, quedará igual que se lo había encontrado.
Después se dirigió a la zona de medical y la piel se le puso de gallina. No era una práctica de su devoción. Y aunque le entretenía ver cómo hay personas a las que les gusta, de ella cuanto más alejada mejor. Limpió el sillón de ginecólogo, las estanterías, todo con sumo cuidado.
Acabado esto, en la pared contigua limpio todos los útiles que había colgados y se entretuvo unos segundos acariciandolos, a la vez que su mente se preguntaba cuantas espaldas y culos habrían descansado alguna noche con las marcas que dejaban. Cuantas persona habrían hecho realidad sus sueños entrando en estas paredes y dejándose llevar por su sumisión.
Se dispuso a escurrir la fregona, con tan mala suerte que al hacer fuerza se rompió el palo. No sabe si emparanoiada por el sitio en el que estaba o por qué razón, se imaginó ese palo azotando su espalda y nalgas.
Cuando por fin volvió a la realidad, pensó como seguir con su tarea sin herramienta, así que cogio el mocho de la fregona y a mano, lo escurrió bien y fregó el suelo de rodillas.
Aún le quedaba media sala, el pasillo y la sala de la entrada.
Sin miedo, siguió con su labor avanzando los metros de rodillas, como en antaño limpiaban sus abuelas. Una sensación de servidumbre invadió su cuerpo.
- "Así es como debe realmente limpiar una sirvienta. Postrada de rodillas"-pensó y sonrío pícaramente.
Siguió a su labor y llego a la sala de la entrada. Allí únicamente una jaula y poco más le quedaba por disfrutar de sacar brillo.
Abrió la puerta de jaula, y se metió dentro limpiando un poco el suelo de la misma. Por unos segundos, ahí a cuatro patas, disfruto de estar "encerrada".
Se sentía tan bien...
Pero la realidad era que no se podía demorar mucho, así que salió de la jaula y se dedicó a brillar otros artilugios. Los cogia con sus pequeñas manos y los admiraba. Y los volvía a colocar donde estaban.
Volvió a ponerse de rodillas para fregar el suelo.
Conforme fue acabando cada sala, fue apagando las luces como le habían indicado.
Antes de salir por las escaleras, verificó que ningún lugar estaba iluminado.
A la vez que cerraba la puerta de la mazmorra,sentía que dejaba atrás los gritos,los gemidos, las órdenes; los sueños que dieron vida al sitio que por unos minutos, ella había tenido la suerte de dejar preparado para crear nuevas historias.
Historias que en estas paredes,siempre quedarán marcadas.
nyx de Lady Foc