viernes, 3 de julio de 2015

CUANDO LOS SENTIDOS HACEN EL AMOR

Le abrazó. Era de las pocas veces que podían amanecer juntas. Se giro hacia ella y paso su brazo por su barriga, apoyando la mano en la curva de la cadera. Se quedó mirando como dormía plácidamente.
Era una visión única. Era tanto el amor que le profesaba, que respirar su mismo aire, oler su piel o simplemente verla así, tranquila y refugiada en sus cálidos sueños, se convertían en momentos memorables e imborrables.
Comenzó a acariciar su ombligo suavemente,sabiendo que eso la sacaría de su dulce letargo. Subió por el centro de su torso hacia sus pechos, dibujando eses llenas de deseo. El pijama de raso que llevaba, despuntó cuando sus pezones reaccionaron ante las suaves yemas de sus dedos paseando por cada uno de sus senos.
De ahí pasó a su cuello, a la vez que lo llenaba de besos húmedos y deleitaba sus oídos con pequeños susurros repletos de te quieros que quedaban grabados en su tenue despertar.
Entreabrió los ojos y la miró. Y sonrió.
Ese pequeño esbozo de sonrisa, fue la señal que llevó su mano a volver a bajar hacia su monte de Venus.
Lo acarició con delicadeza, como si sus dedos fueran una pequeña pluma llena de sensibilidad y calidez. La excitación en ambas comenzaba a ser latente. Los flujos de ella iniciaban el camino al exterior, bañando esos pequeños trozos de carne que le estaban haciendo el amor tan delicada y sutilmente.
Masajeó con cariño su clítoris, sintiendo como su cuerpo se convulsionaba en pequeñas oleadas que las caricias le provocaban. De vez en cuando introducía la punta de sus dedos, a la vez que seguía estimulando el pequeño pero efectivo botón del placer.
Aunque ella seguía medio sumergida en su plácido sueño, no le era indiferente todo lo que estaba sintiendo.
Sus gemidos cada vez eran mas fuertes, y estos le indicaban que el camino que estaba siguiendo era el perfecto y adecuado.
Continuó masturbándole, y con su otra mano también se lo hacía a ella misma. Aunque la verdad, hacía rato que también estaba excitada. Necesitaba poco para empezar a humedecerse y ya se había controlado varias veces para no ponerse encima de ella y frotar su coño contra el de ella.
Era tan grande el deseo por verla llegar al orgasmo, sentirla jadear y gemir, ver como su cuerpo reaccionaba a sus caricias, que el mínimo roce hacia que su sexo se mojase.
Con la libido por las nubes, se colocó encima de ella, juntando ambos sexos y rozándose con ella, le chupo los pechos con su lengua al mismo tiempo. Le encantaba darle pequeños mordisquitos que ella agradecía con una irónica y divertida mirada. Sabia que le gustaba.
Los flujos de ambas se mezclaron cual cóctel bien elaborado y los sexos encajaron de tal forma, que sus clítoris encontraron el punto justo de conexión para elevarlas a ambas hasta un intenso y salvaje orgasmo.

El amor que ambas sentían,quedó latente en cada uno de los gemidos que inundaron la habitación aquella mañana.
Nada importaba en ese momento, el tiempo se había detenido entre jadeos y caricias. Solo el amor que ambas se profesaban merecía ese día estar allí.

Se abrazaron y el sueño volvió a engullir de nuevo todos sus sentidos.



                                                                                                  nyx de Lady Foc

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